En la historia del lino con Vaupel & Heilenbeck

Fecha de inserción: 12/09/2011
Vaupel & Heilenbeck¡Hola queridas amigas! La recensión de una entre nuestras clientes más activas – y amiga aficionada desde hace mucho tiempo –, publicada hace unos días, me ha dado la ocasión para escribir este artículo. Y lo hago con gusto “doble”, dado que el blog tiene también esta finalidad: recoger opiniones y tratarle como base para presentar más detalladamente unos productos

En este caso, el producto es una tira de lino de Vaupel y Heilenbeck, fue reseñada con gusto por Fatatulipano, que pero – justamente, como realmente creemos que lo más importante es expresar sus opiniones de manera transparente – relevó que el precio de estas tiras es un poco caro.
De verdad, la ocasión fue originada por esta nota muy justa y mi voluntad de añadir una razón adicional, más que su calidad excelente, al precio de estos linos

Eso sólo era el prólogo… ¡Ahora os cuento!
En junio fui la afortunada “enviada” de Casa Cenina en ocasión del Open Day organizado cada año por Vaupel y Heilenbeck para sus vendedores, en la sede de la empresa en Wuppertal, una ciudad alemana situada al nordeste de Colonia… Allí pude ver lo que hay y se pasa detrás de estas tiras, es decir, “las tramas detrás de estas tramas”

Fueron dos días muy fríos (¡al final de junio!), pero también extremamente entusiasmantes. Sobre todo, pude comprender porque, en este caso, vale la pena pagar un poco más: por eso le doy las gracias a Fatatulipano para esta ocasión Quería escribir este artículo ya desde hace dos meses… Pero a causa de muchos compromisos no lo realizé: entonces, ¡“doblemente” muchas gracias!

De hecho, en un lugar sobre las colinas alrededor de Wuppertal (a propósito, si viajáis por allí, tenéis que visitarla: más de tener un centro histórico de la tradición textil de Europa del Norte, con muchas casas en color pastel, como la casa onde nació Friedrich Engels, ¡su monoviga especial suspendida sobre el río Wupper, seguramente merece una visita! Fue inaugurada en 1901 por el emperador Guillermo II, quien contribuyó personalmente a su proyecto, y hoy aún la utilizan más que 70.000 personas cada día, en sus vagones pintorescos que viajan 8 metros sobre el suelo y 13 sobre el río)…
Os estaba contando: sobre las colinas alrededor de esta ciudad, en un edificio que no se parece a una nave industrial (¡de verdad es una casa muy grande!), hay la “instalación de producción” de Vaupel y Heilenbeck… ¡¡¡Lo he puesto entre comillas porque su interior no se parece nada a una instalación de producción!!! Uno entre los maestros más “viejos” del arte de la lana de la marca, el señor (Herr) Klein, fue nuestro anfitrión en un salón con muchísimos bastidores antiguos – todos aún perfectamente en función y de madera muy sólida (sí, leisteis bien: ¡madera!) – donde las lanzaderas con los hilos de lino que se transformarán en las maravillosas tiras que ya conocemos, son cargadas a mano. Y siempre a mano, cada día, los bastidores son puestos en marcha, conducidos y revisados, siempre con el saber antiguo que – desgraciadamente – hoy sólo algunas personas (como el señor Klein) conocen en un mundo muy industrializado. Además, se eligen a mano los hilos de lino (¡todos producidos en Italia!) que se utilizan en estos bastidores; algunos se remontan a la segunda mitad del siglo XIX y funcionan perfectamente desde hace aquela época. Otros son más “recientes”: ¡he puesto esta palabra también entre comillas porque se trata en todo caso de instrumentos del principio del siglo XX! La producción de Vaupel y Heilenbeck, en conclusión, es interamente artesanal y se basa en hilos preciosos de nuestro país (que tiene la primacía en el mundo en cuanto a la calidad de esta fibra natural) y aunque en las oficinas de su sede naturalmente se encuentran los ordenadores, se dedican sobre todo a la administración y gestión de la empresa, que exporta sus productos en casi todo el mundo y por eso siempre tiene que ser al día con la tecnología moderna. Sin embargo, aquí está la peculiaridad de Vaupel y Heilenbeck: realizaron una unión muy feliz entre la tradición clásica y la logística del Tercer Milenio, (¡de hecho, eso era muy difícil!).

Las tramas Vaupel y Heilenbeck encubren todo eso: artesanía, maestría y pasión antiguas juntas a los medios de comunicación modernos solamente cuando es necesario y sobre todo un corazón que aún pulsa en el centro de Europa… Donde desgraciadamente los gastos de produción no son exiguos. Aquí está una razón ulterior por el precio final de estas tiras fantásticas. Entonces, después de este artículo con los recuerdos de mi viaje maravilloso y algunas consideraciones “financieras” medio en broma, espero que Fatatulipano y vosotras todas améis un poco más esta empresa y sus productos


¡Hasta pronto!
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